A principios de 2019 me propuse montar un pequeño grupo de personas de Pamplona para ir juntos a Herräng en julio. Finalmente nos juntamos cinco: Íñigo, Israel, Mirja y yo para la semana 4 y Natalya, que estuvo allí de principio a fin siendo parte del Staff de la organización.
Si a estas alturas aún no conoces lo que significa Herräng, te diré que es un “Summer Camp” que lleva celebrándose ya durante 36 años en un pueblecito de Suecia a una hora de Estocolmo. Allí se juntan amantes del Lindy Hop y de la música Swing de todo el mundo para tomar clases con profesores top, para ir a fiestas interminables y en definitiva, empaparse de cultura Swing. Si te apetece saber algo más, puedes leerte este otro post que escribimos hace un par de años, o visitar la web del evento.
Os voy a contar un poco mi experiencia en esta edición, que es mi tercera, aunque la última vez fue en 2014!
Elegimos la semana 4 porque siempre suele ser la mejor; el campamento lleva ya tres semanas funcionando y está ya a prueba de fallos. Para alojarnos, nos fuimos a alojamiento privado. Siempre es mucho más cómodo, si puedes permitírtelo, que estar compartiendo un espacio con otras 50 personas. Sin embargo, la primera noche, al llegar el viernes de la semana anterior, no teníamos disponible aún la casita que alquilamos. No estábamos preocupados porque normalmente la organización dispone de camas extras para alojar a gente como nosotros, pero… en esa ocasión se había juntado demasiada gente de la semana 4 ya el mismo viernes y no había esa opción. Así que teníamos un problema.
En Herräng hay siempre tres espacios habilitados en la noche para bailar, uno es el principal, con un escenario para la banda, un sistema de iluminación profesional, que es donde suelen hacerse los conciertos, otro en la parte de abajo más rústico pero más espacioso, y una sala para bailar otro tipo de música: The Library.
El caso es que la organización a las 4:30 am colocó allí 20 colchones y una película de Charlie Chaplin en bucle, y entre lo cansados que estábamos después del viaje y la musiquilla de la peli, dormimos allí del tirón hasta las 12 del mediodía.
Al día siguiente eso sí, terminó nuestro vagabundear por Herräng y ya pudimos entrar en nuestro alojamiento, que sería la base de operaciones para el resto de la semana.
El domingo ya comenzamos con las clases, en esta ocasión optamos por coger el Half Time Pass (Lazy Pass), con lo que solo teníamos dos horas de clase al día como máximo, lo cual estuvo genial para poder estar en las fiestas hasta tarde… Y vaya que estuvimos, creo que no hubo un día en que nos fueramos a dormir antes de las 6 de la mañana, con el sol ya bastante arriba y con mucho calor.
Las fiestas son una bomba, cuando suena la banda en directo no cabe un alfiler porque la gente se agolpa en la sala principal a disfrutar de la música en directo. Como había ola de calor (hasta 35º, que para ser Suecia es mucho mucho calor), había que cambiarse de camiseta cada dos por tres por las sudadas que te pegabas. Pero la energía era tan bestial que era difícil saltarse una sola canción.
Me gusta mucho que siempre haya algún tipo de música alternativa a la típica música swing, porque a veces tanta sobredosis es demasiado y conviene descansar un poco. Así, todas las noches, casi siempre en la famosa Librery se celebra la Midnight Ramble, con una temática diferente cada día. Para mí, el día del BeBop fue un antes y un después: el no tener herramientas para bailar este tipo de música más jazz fue clave para poder empezar a apagar la mente y centrarme en la música y en mover el cuerpo a su ritmo. Muy liberador. Por no hablar de la noche dedicada al Rythm & Blues o de la conocida Slow Drag Night, que se celebra en la sala principal con música en directo pero en un ambiente muy íntimo, recreando un club decadente de la época. Aunque mucha gente no controla este tipo de baile más lento, yo me lo pasé genial y no me salté una sola canción. Muy guay.
Aunque creo que tal vez haya sitios mejores para tomar clases que Herräng, el apuntarse a las clases siempre te ayuda a encontrar inspiración y expandir un poco los límites. Además es la mejor manera de conocer a gente! A Israel y a mí nos encantó la clase de African Dance, aunque a la vista de este vídeo, creo que aún nos queda mucho por mejorar. También tuvimos una clase de Tap y las típicas clases de Lindy Hop.
Estar una semana en Herräng te da la oportunidad de disfrutar de lo que realmente hace a este evento especial: todo lo que ocurre alrededor de las fiestas y de las clases (que al final puedes tener en muchos otros lugares). Así, pudimos ir a charlas con gente tan interesante como Barbara Billups y Sugar Sullivan, bailarinas en el Savoy y más tarde parte del grupo Sonny and the Rockets, junto con Sonny Allen; o personas como Denise Harris, que nos habló de su padre, Al Minns, uno de los más grandes bailarines de la historia del Lindy Hop.
También es muy estimulante el tener siempre música en directo en cualquier sitio, desde las jams de la pizzería hasta las sesiones de madrugada en el Bedlam Bar o las Pub Nights en Heavens Kitchen. Si se te da bien tocar un instrumento o cantar, no dudes en unirte aunque sea en una canción, como hice yo (no estoy seguro de si con mucho éxito).
Y luego todo el ambiente que te da el estar rodeados de 1000 personas dispuestas a pasarselo bien, a conocer gente nueva, a bailar hasta no poder más, o a relajarse en la playa… Lo mejor de Herräng es compartir tiempo y experiencias con la gente, desde tu mismo grupo, de hecho creo que hacía tiempo que no me reía ni me lo pasaba tan bien que con mis compis de este año… o con gente nueva, como los amigos y amigas que he hecho este año.
Os hablaba de la existencia de una playa, y sí, hay playa y es muy refrescante bañarse en las aguas del mar Báltico cuando la temperatura es alta. El agua está fresca, pero es que uno se queda muy a gusto después de una buena noche de farra y de mal-dormir con antifaz y tapones en una casa sin persianas. Listo para tomar las clases.
La semana 4 fue pasando y aunque yo me quedaba unos días más por allí, mis compis se tuvieron que volver a casa el sábado siguiente. Creo que el año que viene piensan repetir… Porque lo cierto es que entramos en un ritmo muy guay de Fiestas – Dormir – Clases – Cena – Fiestas y todo fue diversión. Pero el caso es que yo me quedé solo por allí para disfrutar de unos días sin clases, solo fiestas. Aunque mi cuerpo me pedía una tregua, traté de aprovechar al máximo. Y no me supo suficiente, visto que cambié mi vuelo del miércoles al sábado, para poder estar toda la semana 5!!
Estar solo en un sitio como este te permite conocer a gente muy interesante y te das cuenta de que todo el mundo es por lo general bastante acogedor. Así, aproveché bastante para practicar Lindy durante el día, con Vittorio, con Ailsa, me comí un helado al día mientras visitaba a Vicky en Ice Cream Parlor… aprendí un poco de Acroyoga con George, me uní a un grupo de alemanas que había conocido la semana anterior y que me acogieron como a una más. Incluso me invitaron a un cumpleaños y me enseñaron algunos secretos de Herräng!! Aunque no creo que lo lean, les mando un saludo a Johanna, Laura y Katharina! También conocí a gente majísima de Isla Reunión, como Emily, o a Carmen de Costa Rica ( ya tenemos nuevos destinos para visitar!!)
Herräng es una locura maravillosa y me ha hecho reencontrarme un poco con el Swing y el baile, después de un año duro con mucho trabajo. He vuelto muy cansado, pero inspirado y feliz, y con ganas de que empiece el curso para volver a trabajar con mi querida Natalya en clases aún más divertidas y con nuevos contenidos. A nivel personal, lo dicho, la maleta llena de anécdotas, nuevos amigos y mucha nostalgia de los momentos allí vividos. Herräng es una experiencia auténtica en mitad de lo digital. Ya deseando volver en la edición del 2020. ¿Te animas?