Whitey’s Lindy Hoppers. La época dorada del Lindy Hop

Whitey’s Lindy Hoppers. La época dorada del Lindy Hop

Los Whitey’s Lindy Hoppers fueron el mejor grupo de bailarines de Lindy Hop de la era del swing. El grupo se formó con la “crème de la crème” del Savoy; eran los mejores bailarines del mejor salón de baile del mundo. Gracias a las capacidades empresariales de Whitey, estos jóvenes “harlemitas” fueron catapultados hacia el reconocimiento mundial a través de sus actuaciones en directo y de sus apariciones en Broadway y en Hollywood. Sus innovaciones en el Lindy Hop tuvieron un impacto definitivo en los estilos de bailes sociales de los Estados Unidos, Europa, Australia, e incluso América Latina y partes de África. La mayoría de los pasos que practicamos hoy en día se los debemos a ellos.

Desde sus inicios, los Whitey’s Lindy Hoppers fueron mucho más que un grupo de baile. Por un lado, el grupo era considerado como un campo de entrenamiento que preparaba a los bailarines más talentosos del Savoy para actuaciones profesionales, aunque también sirvió como un club social que mantenía a los jóvenes de Harlem alejados de los problemas de la sociedad, ya que éstos tenían acceso ilimitado al Savoy Ballroom, por el día para practicar y por la noche para bailar con las mejores bandas de swing en el mundo.

whiteys

Whitey en el centro de la imagen

El grupo fue una idea de Herbert “Whitey” White, un hombre afroamericano conocido como “Whitey”, por la raya blanca que tenía en el pelo. Whitey, que había sido boxeador, empezó a trabajar en el Savoy como portero. Pronto ascendió a jefe de sala y empezó a reclutar bailarines para su grupo. En no mucho tiempo, más de 70 bailarines del Savoy eran empleados de Whitey. Tenía muy buen ojo para el talento y, como un buen entrenador, él sabía cómo nutrirlo. Muchas de las futuras estrellas del Lindy Hop pasaron por su grupo entre las que destacan: Frankie Manning, Al Minns, Norma Miller, Leon James, Louise “Pal” Andrews, Tiny Bunch, Eunice Callen, Wilda Crawford, Milfred Cruise, Joe “Big Stupe”Daniels, Joyce “Little Stupe” Daniels, Eddie Davis, William Downes, Elnora Dyson, George Greenidge, Coonie Hill, Ann Johnson, Dorothy “Dot” Johnson, Frances “Mickey” Jones, Thomas “Tops” Lee, Maggie McMillan, Lucille Middleton, Mildred Pollard, Billy Ricker,  Willa Mae Ricker, Stumpy, Naomi Waller, Esther Washington, Freida Washington, Jerome Williams, Russell Williams, Ruthie Reingold, Harry Rosenberg y Jimmy Valentine.

La idea surgió a principios de la década de 1930 como respuesta a la gran cantidad de solicitudes, por parte de la alta sociedad del centro, de tener a los mejores Lindy Hoppers en sus fiestas. Se había corrido la voz de los espectaculares bailes que se desarrollaban en el Savoy y el Lindy Hop se puso de moda. Whitey, que como jefe de sala conocía bien a los bailarines jóvenes, fue capaz de elegir de entre ellos a los que eran más sociables y de confianza para estos eventos. Whitey se convirtió en una figura paterna para todos estos bailarines. Los entrenaba, los mandaba las fiestas de lujo del centro y los asesoraba. Una de sus frases más recordada era: “Recuerda, no hay nadie mejor que tú!”. Este autorespeto y orgullo impregnaba la sala Savoy, uno de los pocos lugares de Estados Unidos donde los negros y los blancos podían reunirse como iguales, no importaba el color de piel, sólo cómo bailabas.

whiteys3

Whitey’s Lindy Hoppers

Poco a poco los medios de comunicación se fueron haciendo eco del grupo de Whitey.  En 1935, durante la competición Harvest Moon Ball, su baile rápido, fluido, lleno de giros y con influencias del jazz y de los ritmos africanos asombró a todos los aficionados. Un poco más tarde, a finales de 1936, llegó el gran momento para los bailarines de Whitey. Sus mejores bailarines estaban trabajando en un espectáculo de 6 meses en el famoso Cotton Club bajo el nombre de “Whitey Hopping Maniacs”. Mientras tanto, Whitey consiguió reunir un segundo grupo de los mejores bailarines para realizar por primera vez una película bajo el nombre de “Whitey’s Lindy Hoppers”, el estrafalario largometraje “Un Día en las carreras” de los Hermanos Marx.

A partir de aquí no faltó el trabajo. Hubo más películas, así como conciertos en los mejores lugares de U.S.A., Europa y Australia. Whitey consiguió manejar el alto volumen de trabajo; sus bailarines podían estar llevando a cabo actuaciones de forma simultánea en el Moulin Rouge de París, el Radio City Music Hall de Nueva York, un espectáculo de Broadway y el rodaje de un película de Hollywood.

El mismo Whitey estaba en el set de grabación de estas primeras películas. Norma Miller contaba que Whitey se encargaba de mantener a los bailarines en estado de alerta, interrumpiendo sus descansos y obligando a que ellos hicieran sus rutinas cada vez que las estrellas de cine y personalidades pasaban por el set.

Mientras tanto, puso a Frankie Manning al cargo del espectáculo en el Cotton Club, y posteriormente de los tours de Europa y Australia. Manning trabajó como coreógrafo jefe de todos los grupos de Whitey, aunque finalmente declinó la oferta de Whitey de tener el grupo del Cotton Club y llamarlo “Manning’s Lindy Hoppers”.

No todo fue un camino de rosas y también hubo problemas como en el rodaje de la película “Everybody Sing” de Judy Garland. Whitey tuvo una disputa con el productor. El productor concedía pequeños descansos a Judy Garland, pero no se los daba a los jóvenes Lindy Hoppers. Preocupado por el trato, así como por el agotamiento de sus bailarines, Whitey rompió el contrato y la secuencia fue retirada de la película.

Entre las principales películas en las que aparecieron destacan: “Un día en las carreras”,  “Hellzapoppin'”, “Manhattan Merry-Go-Round”, “Radio City Revels”, “Big Apple (aka Jittering Jitterbugs)” y “Hot Chocolate (Cottontail)”.

un dia en las carreras 2

Secuencia de “Un día en las carreras”

Cuando no estaban trabajando en espectáculos, todos estos bailarines volvían a su casa, el Savoy Ballroom. El hecho de contar con bailarines profesionales en las jams de la “Cat’s Corner”, donde los mejores bailarines se podían retar improvisando, hizo aumentar la competitividad en los bailes. Y esto ayudó a que el nivel general de baile en el Savoy se mantuviera bastante alto, con estos bailarines con tanto talento en la pista de baile y compitiendo en los concursos de la noche del sábado por ser los mejores.

No importó lo lejos que sus carreras profesionales los alejaran del Savoy, los Whitey’s siempre fueron, en primer lugar, bailarines sociales y verdaderos improvisadores de swing-jazz, incluso después de tener una serie de rutinas coreografiadas en su haber. Este hecho hizo que los músicos de las grandes Big Bands pudieran realizar arreglos y ajustes y tocar improvisaciones de jazz completamente originales noche tras noche. La interacción entre las improvisaciones de los grandes bailarines y los grandes músicos fue el culmen de esta época. Los bailarines traducían los ritmos y riffs en movimiento y los músicos, al observarlo, respondían a lo que veían con un frenesí de innovación de jazz. Esa mezcla fue la que consiguió que el swing evolucionara tan rápidamente.

La forma que tenían los músicos de relajarse después de trabajar duro en un concierto en el Savoy era pasar por Minton’s, un pequeño after hours que había en Harlem. Allí se reunían con cualquier otra banda que estaba en la ciudad –Benny Goodman , Duke Ellington , Harry James…– y había jams hasta la hora del desayuno. Es evidente que, al igual que los Whitey’s Lindy Hoppers, amaban lo que hacían. Esa alegría, tanto en aquella época como en la actualidad, es el ingrediente esencial de la grandeza del swing .