Hace un par de semanas, Bryony, Kate y yo estuvimos en Gante, Bélgica, disfrutando de uno de los Lindy Exchange más famoso de Europa, el Gentse Hoppers Exchange.
Volamos desde Bilbao el viernes 6 de abril por la mañana, dejando atrás semanas de mal tiempo en Navarra, para aterrizar en Bruselas con 25 grados centígrados y un tiempo soleado impresionante. Las ciudades del norte de Europa siempre lucen mucho en los días de sol y tras coger un tren directo desde el aeropuerto de Bruselas, nos plantamos en Gante en menos de una hora, deseosos de conocer un poco la ciudad. La escusa del Lindy Hop siempre te permite visitar lugares nuevos, muchas veces de la mano de gente local, lo cual hace la experiencia mucho más auténtica.
Gante es una ciudad pequeña pero muy acogedora, con edificios impresionantes, canales, mucho ambiente universitario (tiene una universidad muy importante) y bastante turismo. Los canales estaban llenos de gente disfrutando de una buena cerveza belga al sol y fue una gozada unirnos a ellos.
Me gusta mucho asistir a eventos con el formato de exchange en vez de festival con talleres. Normalmente, en los exchange no se reciben clases, están pensados más para conocer a gente de otros lugares, bailar hasta las mil y hacer actividades gastronómicas, o de otro tipo que facilitan el contacto entre bailarines a un nivel un poco más personal.
La escena Swing en Gante es de las mejores de Europa, a pesar de ser una ciudad pequeña, tienen bailarines de gran nivel, algunos de los cuales dan clases a nivel internacional; esto, y la tradición de buena música en directo, han conseguido que el evento sea de los más deseados, lo cual implica que las plazas se terminen ¡¡en menos de un minuto!!
Las fiestas, durante la noche fueron bastante multitudinarias y llenas de energía. Las bandas elegidas fueron muy buenas, especialmente Reverent Juke, a la cual no conocía, pero que creo que va a ser una de las bandas que más lo va a petar a nivel europeo en los próximos años. También me gustó mucho The Hop-Sh-Bam Connection, la banda local de Gante, que ha estado presente en las ocho ediciones del festival. Les podremos disfrutar pronto en España en el Swing Mood Festival, en Madrid. Y a pesar de que no me suelen gustar mucho las Big Bands para bailar, porque suelen resultar a veces un poco aburridas, en este caso, la Big Band ’t Mouvement, del domingo por la tarde hizo un bolo genial!
La sala donde se celebra la mayor parte del evento, en el complejo de arte Vooruit , es una pasada, con un ambiente retro impresionante, lámparas de cristal, cortinas rojas, suelo de madera… eso sí, para la superficie de baile, tal vez había demasiada gente, lo cual no dejaba demasiado espacio para bailar a tus anchas y hacía demasiado calor.
Durante las noches del viernes y del sábado se celebraron competiciones de solo y de Lindy en parejas. Últimamente, las tendencias del baile van un poco más hacia pasarlo bien y tal vez hacer menos movimientos espectaculares, esto se tradujo en unas competiciones divertidas y a veces bastante cómicas, así que fueron muy divertidas.
Durante el día hubo diversas actividades, como las preliminares de la Jack and Jill, que fueron al aire libre y con música en directo. Estuvieron muy guay porque al menos cien personas participaron a la vez, lo que da una idea de lo desenfadado que es este evento. También hubo una ruta por cuatro pubs, con música en directo en los cuatro con diferentes bandas. Allí pudimos probar cervezas tradicionales belgas, aunque he de reconocer que el último pub nos lo saltamos y nos fuimos a comer un tradicional gofre, esa bomba calórica en forma de celdillas y con un buen sirope de chocolate belga encima, muy recomendable para obtener energía para la fiesta de la noche.
La noche del domingo en el Gentse Hoppers Exchange es bastante diferente a las otras dos, es una noche de Blues en un pub del centro con blues del bueno en directo. La gente se lo goza, porque el blues bien interpretado mola un montón. El sitio tiene mucho sabor, pero estaba demasiado petado. Para disfrutar de la música tomando una cerveza, está muy bien, pero no se puede decir que fuera una fiesta para bailar, porque no había espacio.
En definitiva, viajar y bailar es como unir mis dos pasiones en una, y este exchange tiene una magia especial, la gente tiene ganas de disfrutar a lo grande, con muy muy buena música en directo, en unas localizaciones muy chulas y en una ciudad que da mucho juego.